Departamento de Derecho del Trabajo y Trabajo Social
Prof. Joaquin Aparício Tovar
LIBERTAD,
CIUDADANÍA, TRABAJO. IMPRESCINDIBLE BRUNO TRENTIN
Con la humildad que
impone debatir con grandes expertos, se tercia en este blog en el dialogo que
sostienen en los blog hermanos Metiendo
Bulla y Según Antonio Baylos los
grandes expertos en la obra de Trentin que son Jose Luís López Bulla, Paco
Rodriguez de Lecea y Antonio Baylos. La ocasión viene de la magnífica
iniciativa que la Fundación de
Investigaciones Marxistas, La Fundación 1º de Mayo, la Fundación Europa de los
Ciudadanos y el Instituto Sindical han tenido al organizar un seminario en
torno a la figura de Bruno Trentin en la Escuela de Relaciones Laborales de la
Universidad Complutense de Madrid el día 1 de junio. Jose Luís López Bulla, con
la generosa ayuda de brillantes expertos en la traducción, está vertiendo al
castellano una obra central de nuestro autor,
La citá del lavoro, accesible
de momento en el blog que ad hoc ha
creado. Las ideas que aquí se van a exponer, sin embargo, vienen a partir de
otra obra fundamental de Trentin: Lavoro e libertà, que es una
recopilación de diversos artículos a cual más interesante.
La libertad es
la pasión de Trentin. No es extraño en alguien que muy jovencito dirigía un
grupo de partisanos con las armas en la mano en lucha contra el fascismo. Pero
nos habla de la libertad en el camino de la emancipación de los trabajadores
¿cómo sino? Y, si de emancipación se trata ¿cómo es posible que en los lugares
de trabajo no se haya podido, y ni siquiera muchas veces se cuestione,
reequilibrar los poderes en el seno de la empresa? No es posible la emancipación si en la
empresa no se pone coto al poder que el empresario adquiere sobre las personas
a partir de sus preexistentes poderes sobre cosas, sobre los medios de
producción. Para Tentin la libertad y el conocimiento van por delante y, frente
a una muy extendida idea de que el bienestar es la condición preliminar para
poder gozar de la libertad, es más bien al revés. “No siempre es la miseria la
causa de la opresión. Pero el desarraigo, la exclusión y la opresión, por el contrario, son siempre la
causa de la miseria”.
El desarrollo
del Estado Social, con sus políticas de bienestar, ha extendido los espacios de
democracia en las sociedades de la segunda postguerra mundial. Beveridge nos
decía, en lo que podemos ver como una tradición aristotélica, que el plan de la
Seguridad Social es un plan para avanzar en el camino para que triunfe la
libertad frente a la necesidad. La
garantía de la existencia mediante derechos a las pensiones, la protección de
la salud, limites en el tiempo de trabajo, seguridad en los lugares de trabajo,
mejores salarios, etc... derecho a la educación pública, políticas de
transportes, de vivienda, han hecho posible la democracia al convertir a los
trabajadores de siervos excluidos en ciudadanos. Pero esos derechos se han conseguido fuera de
los lugares de trabajo, en los que, sin embargo, el autoritarismo empresarial
campa, mucho más después de la reforma contralaboral que se está auspiciando
desde la Comisión Europea y que en España ha tenido una feroz expresión. El
sindicato ha apenas arañado superficialmente ese poder.
En la tercera
revolución industrial, ésta en la que estamos, caracterizada por el uso masivo
de la informática y la velocidad de comunicación en un mundo global con recurso
fácil a la deslocalización, en la que a los trabajadores se les expropia de un
conocimiento en constante evolución , pero se les exige, por el contario,
responsabilidad por sus intervenciones en la producción, y se difunde la
precariedad y la inseguridad en el trabajo, la lucha por el derecho a la
información preventiva, por el control de la organización del trabajo, por el
control del tiempo de trabajo para que los trabajadores sean capaces de ordenar
tiempo de trabajo y tiempo de no trabajo en función de sus necesidades de autorrealización
como personas, es la tarea urgente que, según Trentin, debe afrontar el sindicato.
Ahora bien, esa,
no se nos puede pasar por alto, es una tarea ingente en unos tiempos en los que
no se visualiza, todavía con claridad, un proyecto emancipador global. Mientras,
el sindicato está obligado a soportar una desgastante lucha defensiva en todos
los terrenos, en la empresa y fuera de ella. Su lucha en el espacio de la
política, su actuación en la concertación social, sufre con frecuencia los
improperios de los grupos que ven los intentos defensivos de las políticas de
bienestar como colaboración con los poderes económicos. La lucha por los
derechos de Seguridad Social, la lucha contra la vuelta al asistencialismo, la
lucha por la protección de la salud fuera del mercado, la lucha por la
educación pública y de calidad enfrenta hoy y aquí de manera muy clara a la
gran mayoría de la población contra la oligarquía en un conflicto abierto en el
que la potencia de los medios de persuasión no consigue nublar la conciencia de
la ciudadanía. Es un conflicto duro en el que está en juego la democracia y en
el que la Comisión Europea está jugando el penoso papel de sicofante de la
oligarquía financiera contra los pueblos de Europa.
Aquí las ideas
de Trentin nos son de mucha utilidad cuando nos dice que “el socialismo …debe
ser concebido solo como una búsqueda ininterrumpida sobre la liberación de la
persona y sobre su capacidad de autorrealización, introduciendo en la sociedad
concreta elementos de socialismo - la igualdad de oportunidades, el bienestar
en la comunidad, el control de la organización del trabajo, la difusión del
conocimiento como instrumento de libertad- superando paso a paso las
contradicciones y los fracasos del capitalismo y de la economía de mercado,
haciendo de la persona, y no solo de las clases, el perno de una convivencia
civil.”
¿No es
introducir elementos de socialismo en la sociedad cuando la Seguridad Social
saca del mercado las necesidades de asistencia sanitaria al proveer las
prestaciones necesarias para recuperar la salud a toda persona con
independencia de su condición personal de rico o pobre, de haber cotizado más o
menos? Defender la sanidad pública
universal con prestaciones garantizadas con derechos subjetivos, defender la
educación pública y gratuita es defender la democracia e ir construyendo una
sociedad que se aleja, como diría U. Beck, del analfabetismo democrático propio
del neoliberalismo. Por difícil que sea, la victoria en esas luchas nos
permitirá salir de la miseria y del agobio para disfrutar de un pomeriggio di serena belleza (una
tarde de serena belleza), que es el título de un dialogo entre Tentin, Vittorio
Foa y Andrea Ranieri con el que se cierra el volumen sobre el que parcialmente
se ha construido esta breve intervención.
(*) Joaquín Aparicio Tovar. Catedrático de Derecho del
Trabajo y de la Seguridad Social. Decano Facultad de Relaciones Laborales y
Recursos Humanos.Joaquin.Aparicio@uclm.es
/ Tfno. 967599200 Ext.2119
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